WAN-IFRA y SCHICKLER Consutling Group, con sede en Alemania, realizaron una encuesta global a ejecutivos de salas de redacción para examinar cómo utilizan o no las herramientas de IA generativa

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Los resultados del informe revelan una industria lista para seguir adelante con la experimentación, consciente del potencial de las herramientas y, al mismo tiempo, consciente de los desafíos y las preocupaciones involucradas.

La IA generativa no es una tecnología nueva. De hecho, existe desde 2014 de alguna forma. Pero avance rápido hasta noviembre del año pasado cuando OpenAI, el fundador de ChatGPT, decidió lanzar una versión de prueba del chatbot al público. Es cierto que fue un último recurso para la empresa ver cómo los usuarios podrían interactuar con la herramienta después de numerosos contratiempos durante el año anterior.

A los cinco días del lanzamiento, ChatGPT ya tenía 1 millón de usuarios; después de 100 días, 100 millones, lo que la convierte en la aplicación de consumo de más rápido crecimiento de la historia, según varias fuentes.

Algunas de las mentes tecnológicas líderes en el mundo y en los medios han anunciado que la IA generativa es LA tecnología de próxima generación. Para los editores, aparentemente ofrece un gran potencial para la eficiencia del flujo de trabajo, la creación de texto, la corrección, la búsqueda/investigación, las traducciones: todas las cosas que la mayoría dice que liberarán a los periodistas y editores para que se concentren en producir contenido central y de calidad, pero también en mejorar en el camino. Pero también ofrece oportunidades en la personalización y la ideación de temas, por ejemplo.

En el otro lado de la moneda, la IA generativa, en particular los chatbots, presenta una serie de preguntas, desafíos y preocupaciones graves: en esta iteración actual, es de hecho una tecnología incipiente, pero que se desarrolla rápidamente. Los errores ya han aparecido. Esencialmente, las herramientas necesitan "aprender" más y más, y necesitan ser probadas y probadas, tanto por los creadores detrás de la tecnología como por aquellos que están en primera línea, como los editores que experimentan con ella. Evitar la difusión de información errónea, privacidad de datos, regulación, al igual que continuamos litigando con las redes sociales, por ejemplo, está aún más en juego con GenAI.